viernes, 22 de junio de 2007

La Gramola

Como si de una simple gramola me tratase, aqui me veo, sentada frente al ordenador sin tener ni idea de lo que hago aqui.
Me piden que escriba algo en este abandonado cachito de internet y bueno, lo voy a intentar, aunque nunca he podido hacer o decir nada medianamente aceptable por encargo.
Me falla la imaginación que antaño construía por si sola las historias y hacían que mis dedos se movieran por el teclado sin apenas tenerme en cuenta, también me falla esa necesidad de expulsar de mi interior grandes sentimientos, dolores o alegrías, porque en este sitio, no siento grandes nadas, vivo en un manso lago de sentimientos.
Aunque me pese, ya ni siquiera siento esa añoranza dolorosa de las primeras semanas, sólo el volcar de los días (con algún que otro leve sobresalto de plata, de vez en cuando) que al mismo tiempo, me aleja y me acerca a algo, a un sitio, a unas personas, a una vida a la que le he perdido el ritmo, a un ritmo que no se si volveré a recuperar.

Podría hablar del asombro en que viví los primeros tiempos en esta ciudad y del que todavía, a veces, me causa esta mezcla de personas tan distintas y a la vez tan parecidas. Es sorprendente como la mayoría buscamos lo mismo: amor, un trabajo estable que no nos amargue la vida y que nos dé el suficiente dinero como para poderla vivir sin demasiados apuros y por supuesto, algo de diversión; pero más sorprendente es aún como nos vamos dando tropezones unos contra otros sin llegar a encontrarnos.
Me pasma lo parecido de los discursos de los que me detengo a escuchar (blancos, negros, amarillos, tostados, mujeres, hombres, mayores, jóvenes, guapos, feos, gordos, flacos) y del mío mismo y me pregunto: ¿Por qué me miras a los ojos y me cuentas todo lo que yo busco en la vida haciéndolo tuyo y no me ves?, ¿Por qué quiero exactamente lo mismo que tú y no te veo?, ¿mentimos?: No creo, lo que creo que pasa es que somos un poco imbéciles y creemos que nos podemos engañar a nosotros mismos diciendo que nos conformamos con lo políticamente correcto, con la placidez y la comodidad, con un sueldo y con “estar a gusto” con alguien, pero no todos somos iguales. Algunas personas necesitan sentirse vivas en todos los sentidos, sentirse emocional, física e intelectualmente estimulados y si no es así, sienten que se van apagando poco a poco.

Podría hablar del tiempo, del rollo que es este llovizneo constante mezclado con algo de viento y tambien podría hacerlo de la alegría que embarga a todo hijo de vecino cada vez que sale un rallito de sol.
Podría hablar de lo cara que es esta ciudad y del carácter tan raro que tienen los ingleses y tambien podría hacerlo de lo acostumbrados que están a tratar con personas de todas partes y por tanto la naturalidad con que lo hacen.
Podría hablar de la paupérrima gastronomía de esta tierra y tambien podría hacerlo de la riqueza de las gastronomías adoptadas , de lo que, en lo referente a comida, he aprendido y las cosas nuevas que he probado.
Podría hablar de mis compis de piso, jajaja, con eso tendría para escribir un libro. Tambien es verdad que es la primera vez que comparto techo con personas ajenas a mi familia y que, como he podido comprobar, en todos lados cuecen habas… o beans.

Bueno, por fin lo he decidido, voy a hablar de mi, jejeje: creo que he madurado un pelín y supongo que eso unido a que ahora me puedo comunicar (mejor o peor, depende del día, de la persona y de como esten alineados saturno y jupiter) con personas de practicamente todo el planeta, son motivos más que suficientes para estarle agradecida a esta tierra que me ha pateado, despreciado, abrazado, ensalzado, hecho sentir sola, tremendamente acogida, rica, pobre y un millón de cosas más en poco más de 4 meses.