sábado, 19 de julio de 2008

Invencibles

Hubo un tiempo en que pensé que eramos así, invencibles, indestructibles, que este era el amor definitivo, el amor de mi vida, mi complemento, mi yang.

Después de este mes de dolor, insomnio, temores, temblores, estupideces y hasta alguna que otra risa y rato bueno, descubro que, lamentablemente, lo único invencible es el inmenso amor que sentimos el uno por el otro.