viernes, 22 de agosto de 2008

Pereza

"Tú eres muy mona, puedes tener a tu lado al hombre que quieras"....

En las últimas semanas he oído esas palabras más veces de las que mis manos pueden contar sin llevarse una, alguna que otra vez casi sin venir a cuento (supongo que intentan ser una suerte de consuelo), pero sinceramente, ni siento que sea así, ni querría que así fuera.

Lo segundo es porque no me gusta pensar en un 'tipo universal', lo que haría que yo u otra fuera buena para todos los chicos, porque prefiero pensar que siempre hay un roto para un descosido y que todos, altos, bajos, gordos y flacos tenemos alguien por ahí para quienes somos PERFECTOS.

Y lo primero no es porque toda esta movida de los últimos 2 meses me haya dejado la autoestima abollada, ni que me sienta mayor y ya nadie me va a volver a querer o a querer comprometerse conmigo y para nada es que sienta que nunca voy a volver a ser capaz de dar todo el amor, el cariño, las caricias y la ternura que tengo dentro, es simplemente lo que mis ojos y mis oídos recogen continuamente de mis vivencias anteriores y de las vivencias de todas las mujeres maravillosas de las que afortunadamente me rodeo: no importa lo que tengas que aportar en una relación, no importa lo que valgas como persona y como mujer, la mayoría de los hombres, aunque no tengan ni la mitad de valor como ser humano que tú (ya ni te cuento como pareja), se van a sentir presas en este juego de caza que nos ha impuesto la sociedad moderna y a mi, es que me da pereza.

Sólo de pensar en empezar de nuevo, entregar mi alma y mi piel (sea por el orden que sea) a un hombre y a sus ritmos, me da flojera mental y casi física.

Así que no, no creo que pueda tener a cualquier hombre que quiera a mi lado, sea o no mona, valga o no valga, porque para tener a alguien al lado hay que esforzarse, hay que ser comprensivo, hay que aceptar a la otra persona, hay que limar asperezas, hacer pactos, en fin lo que viene siendo currárselo, en definitiva y yo...

yo es que estoy muy perezosa.

martes, 12 de agosto de 2008

Grande

Estoy un poco acojonada por un motivo por el que no había estado acojonada en toda mi vida: soy una adulta, con responsabilidades de adulta y preocupaciones de adulta.

Mis padres son currantes del mod. Hormiguita v.50’s, siempre ahorrando, incrementando su patrimonio, buscando donde y como invertir mejor sus garbancitos para que a sus retoños no les falte de nada. Los dos de familias humildes, los dos empezaron a trabajar de niños y los dos saben lo que es no darse ni un capricho para que no les falte de nada a los demás, hermanos, padres, abuelos, hijos, etc… Y de ellos dos, de la mezcla de sus carnes, de sus sangres y de su amor, aquí estoy… y digo yo, que aunque ellos se echen las culpas el uno al otro, algo tendré de cada uno.

Me lo han dado todo, de menos a más, caprichos muchísimos, ayuda incondicional, medios para que me sustente por mi misma en el más amplio de los sentidos, amor a manos llenas y la vida acompañada de un susurro de aliento al oído: ‘cómetela, es tuya’.
Todo es eso, todo y aunque yo siempre me he considerado una persona madura para mi edad, nunca he llegado a ser una adulta, hasta ahora.
No os confundáis, que hay mucho adulto inmaduro y viceversa, no estoy diciendo sandeces.

No es que me pase nada grave, es sólo que las cosas que me preocupan son diferentes a las que lo hacían hace un par de años, un sueldo bajo, una deuda seria por primera vez en mi vida, un trabajo temporal en el que se supone que me hacen fija a mediados de octubre (si la crisis no se nos come vivos), poco tiempo libre para viajar y practicar mis aficiones y la finalización de la relación de pareja más adulta que he tenido jamás, ¿que qué significa eso?, pues que estaba vacía de problemas chorras y es por eso por lo que cada vez que alguien me pregunta con cara de incredulidad el porque de nuestra ruptura, si cuando estamos juntos se nota que nos queremos, se me hace tan cuesta arriba dar una explicación que no desnude mi alma y que deje conforme al interrogador/a, por lo que cada vez recurro más a la técnica de ‘perdona, pero no me apetece hablar de ese tema, todavía me resulta demasiado doloroso’, aunque no sea una estricta realidad.

Veo lo bueno y lo malo que me ha aportado todo lo que ha pasado y ahora se que me encantaría encontrar a alguien especial con quien compartir mi vida y por primera vez creo que se lo que quiero de esa relación: amistad, comprensión, detalles, cariño, libertad, sexo, respeto y sobre todo, más que mirarnos a los ojos con amor, mirar con amor en la misma dirección.

Pues eso, que parece que me he hecho adulta de golpe y eso me tiene ligeramente acojonada, porque si hay algo que no quiero perder es mi capacidad de disfrutar cada cosa que me pasa en la vida como si fuera la ultima, mi capacidad de ilusionarme, de sorprenderme, de beberme la vida, de confiar, el gusto por las lineas rectas para ir de un punto a otro y de querer sin guardarme nada.

Grande, no quiero hacerme grande, aunque dentro de mi, siempre lata el alma de un gigante....como siempre digo: si alguien lo ha dicho antes y mejor, para que decir más.



miércoles, 6 de agosto de 2008

Recuperando fuerzas

Es graciosísimo como releyendo un viejo post de este cacho mío de ciberespacio (Mi coche) he sentido un déjà vu. Ridículo, eh?, lo que son las cosas, en aquel momento fue mi coche el que dejó de funcionar sin yo saber porqué y en aquel momento, como ahora, hasta llegué a pensar que algo había mal en mi, que había hecho algo erróneo y que merecía ese castigo por alguna metedura de pata…. que estúpidas podemos llegar a ser las personas.

A día de hoy se que cuando una cosa se para en seco, es porque no funcionaba bien, aunque nunca hubiera dado señales (o muy leves: ¿a quien no le ha tironeado un poco el coche en una cuesta chunguilla o que relación de cualquier tipo es una balsa de aceite sin jamás una bronca o discusión por distintos pareceres sobre algo en concreto?), pero sobre todo, cuando una vez parado lo intentas arreglar y te das de bruces con que no tiene arreglo, hagas lo que hagas, es que probablemente lleve mucho sin ir bien, puede incluso que nunca funcionara del todo....pero claro ya sabemos todos quien es el último que se entera de este tipo de cosas.

Las cosas han cambiado dentro de mi cabezota, a veces dura como una piedra, y me he dado cuenta de que no merezco sufrir, que merezco ser feliz y que yo soy mucho mas activa de lo que lo he sido este ultimo año y sobre todo mucho mas feliz que en estos últimos 2 meses y medio y es que ya está bien. Se acabó el autocastigo, la revolcadera en la pérdida, el hurgar en la ausencia, la espera del milagro, el quedarme quieta en la noche esperando sentir su abrazo rodeándome y sus labios apoyados en el hueco entre la oreja y el hombro, esperando sentir la respiración y la paz de un amor que quizás nunca fue verdaderamente mío....lo echo de menos, a él y al amor, pero: se acabó!.




Así que me he dado un premio, un lujito, por lista y ni corta ni perezosa me he gastado un dinero que apenas tengo en un curso de buceo que hace años soñaba hacer y aunque ahora no voy a poder bucear frecuentemente, pues ya tengo el título por si encarta y porque… porque… porque yo lo valgo, que caramba!

Me he sentido feliz bajo el agua, ingrávida, controlando cada músculo de mi cuerpo, cada movimiento, cada respiración. Fuerte y libre, libre, libre y feliz.

Yeah, that’s me