sábado, 21 de junio de 2008

Cerrando puertas

Me da miedo pensarlo, hacía tanto que no sentía la profunda alegría del amor ... me parecía ciencia ficción, algo que les pasa a los demás pero no a mi, y ahora cuando te miro, aquí, dormido a mi lado, me concentro en grabar en mis retinas tu imagen, para cuando me sienta mal por otros motivos poder traerla a mi memoria y recordar lo hermosa que es la vida, el amor y lo hermoso que eres tú, pase lo que pase, porque llenas mi mente, mi corazón y mi cuerpo con tu amor natural, simple y maravillosamente sencillo.

Eres tú, creo que por fin te he encontrado , que eres tú.

Nunca había sentido un amor así, porque te amo de todas las formas que conozco, te amo con la desesperación de una niña que necesita ser abrazada, mimada y consolada, te amo con cada poro de mi piel como una adolescente desatada y por primera vez amo con todas las consecuencias y lo quiero todo de ti y contigo, porque siento que somos invencibles, grandes.

Adoro cuando despiertas, me miras y sonríes y me abrazas y me besas en los ojos, los labios, la cara y me dices alguna tontería que me hace reir y me vuelves a besar y me acurrucas entre tus brazos.

Quiero que te despiertes, no quiero esperar más, porque esta mañana especialmente necesito cariños y besos, me siento rara, así que te voy a besar hasta despertarte, despierta por favor, despierta. Antes de abrir los ojos me oigo susurrar: “despierta”.


El techo de mi habitación es tan blanco, aséptico y vacío como esta mañana, porque esta mañana no existe el color, sólo el vacío.

Con la vigilia llega el recuerdo: es lo mejor, ahora que ya lo sabemos es mejor así, porque somos maduros e inteligentes, es lo mejor para los dos. Cualquier esfuerzo sería en vano, resultaría infructuoso, lo sabemos.
Lo mejor es no volver a amanecer juntos, no volver a besarnos los ojos y empezar a desquerernos cuanto antes mejor.

Ni siquiera hay un ganador, somos dos perdedores encogidos de dolor, pero seguros de estar haciendo lo mejor.

Pobre e ignorante corazón, cuan equivocado estás, ¡calla de una vez!.