lunes, 20 de noviembre de 2006

Montañas rusas en la lejanía

¿Sabéis ese momento en el que te estas quedando dormido?.
Oyes todo como difuminado, como si lo que te rodea no tuviera nada que ver contigo, ni formara parte de tu mundo, entonces la cabeza se te llena de una sensación parecida al mareo, te sientes bien y nada es realmente importante, sólo te apetece dejarte llevar, a ser posible con una sonrisa en los labios, aunque en el fondo sepas que es una sensación sin ninguna base real y sobre todo pasajera, casi fugaz.
Algunas veces la vida es así: los grandes dolores parecen lejanos, pero también las grandes alegrías. Ninguna sensación fuerte es duradera: amor, odio, dolor, remordimientos, alegrías, penas. No pasa nada realmente importante, ni bueno, ni malo, pero tampoco dejan de pasar cosillas, las buenas te regalan momentos de alegría, dejándote buen sabor de boca y las malas te ponen de morritos, pero también momentáneamente y esta bien, todo esta bien.
Son momentos que no duran, sobre todo para ese tipo de personas, que no se conforman con un ápice menos que la pasión absoluta por todo lo sentido, amado o vivido.

Llegarán las montañas rusas, con sus subidas llenas de alegría, temor y expectación y sus bajadas llenas de lágrimas, risas y desesperación. Mientras tanto podemos rendirnos al disfrute del sosiego tan impropio de nuestra naturaleza.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus textos resultan de la experiencia, son ácidos y casuales al mismo tiempo. Te mando un beso grande.

Visita mi blog: informe79.blogspot.com ... Es periodístico. Espero tus comentarios... Att, Hugo