martes, 6 de junio de 2006

El número de la BESTIA


Apocalipsis 13:17: "...y que nadie pudiese comprar o vender sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre. (18) Aquí está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de la bestia, porque es número de hombre. Su número es seiscientos sesenta y seis".

Estos dos versículos bíblicos han desatado ríos de tinta durante 2000 años. Pero esos ríos han sido especialmente caudalosos, casi desbordantes, en los últimos 50 años.

Y si algunos exégetas, teólogos y comentaristas bíblicos han interpretado en número 666 con el símbolo del Diablo, y algunos de ellos han identificado el concépto de "anticristo" con una encarnación apocalíptica de ese Diablo, la prensa, la literatura y el cine de terror, han terminado de popularizar la imagen, ya casi arquetípica, de un Satán encarnado en cuerpo mortal, dirigiendo las ordas diabólicas en el momento del fin del mundo.

Son ya legión los buscadores de pistas diabólicas del fin de los tiempos, que oscultan detalladamente todo indicio de presencia satánica en la economía, política o sociedad contemporánea, intentando encontrar pruebas a su prejuicio de que, antes del año 2001, se producirá el Apocalipsis. Entendiendo Apocalipsis, como destrucción del planeta tierra, y no como Revelación, que es lo que realmente significa este término griego.

Pero, al margen de eruditas reflexiones exegéticas, la profecía del Anticristo, es entendida popularmente como el anuncio inevitable de un inminente cataclismo o contienda mundial, originado por un humano que ha encarnado en la Tierra a Satanas -como Jesus encarnaria a Dios-, que coincidirá cronológicamente con las inmediaciones del fin de milenio, y cuyo símbolo es el número 666.

Películas como La Profecía, La Maldición de Damian y La Muerte de Damian, han terminado por consolidar en la opinión publica la imagen de un Anticristo identificado con el Satán-hombre con el 666 tatuado en el cuerpo, lo que no deja de ser otra interpretación literal del texto bíblico, en el que se cita la "señal en la frente o en la mano" de los hijos de la Bestia.

Sin duda, cuando el evangelista Juan escribía en la isla de Patmos su "Revelación" (El Apocalipsis) no podría ni sospechar remotamente las intrincadas cábalas e forzadas interpretaciones a que sería sometido su texto 2000 años después, por hombres y mujeres, convencidos de que en sus páginas se encierra el secreto del fin de la humanidad.

(Manuel Carballal)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

pues a ver si es verdad, q estoy ya cansado de tanta rutina...

Chipsoni@ dijo...

Anda que tuuuu.
¡Que tienes que seguir vivo hasta Agosto, que me tienes que enseñar un poquillo de tu tierra!.
Luego si eso, ya que se acabe el mundo o lo que tu quieras, jejeje.

Anónimo dijo...

El problema de leer textos antiguos es aceptarlos literalmente o intentar interpretarlos. De ahí vienen todos los líos e historias.

De todas formas, el Apocalipsis es que tiene mucha miga y hay quien lo emparenta con los misterios gnósticos y demás.

Por cierto, tú que estuviste en Egipto, ¿no tuviste ningún encuentro esotérico por allí? jajaja.

Chipsoni@ dijo...

No, no hubo nada esotérico en los 21 dias que anduvimos por esas tierras y mira que paseamos solitas por muchas tumbas, templos y salas de museos (el de Aswan, por ejemplo, lo vimos las dos, completamente solas y habia un montón de momias).

Anónimo dijo...

No te creas... Alguna vez he salido de noche por el centro y momias no era lo que faltaba... Ademas, si en el centro no se tienen ecuentros esotericos se pueden tener eroticos. A partir de ahi, que cada momia se ponga su venda.

Chipsoni@ dijo...

Jejeje, me refería al Cairo, mala persona.
Por cierto, estoy ensayando en casita los pasos de tango parael martes no estar tan torpe.
Ánimo, vamos a arrasar!!!

Anónimo dijo...

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